Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


lunes, 13 de junio de 2011

Delicatessen: unos títulos de crédito exquisitos, valga la redundancia

Hemos hablado ya en muchas ocasiones como la artificiosidad en el cine es un elemento engañoso, pues siempre está presente.
El cine, por definición, es un artificio.
Bien es cierto que se puede potenciar, disminuir o incluso ocultar, pero resulta inevitable cuando contamos una historia en imágenes. Partamos de la base de que encuadrar ya es decidir -qué se queda dentro, qué fuera- y así se explica todo.

También lo hemos hablado: el uso de un plano secuencia -en los términos que estamos comentando- es un elemento que potencia lo artificial.
La necesaria planificación, el control del desplazamiento, los tiempos medidos, la inevitable variación del encuadre y con él la adaptación de foco, iluminación y demás, hacen que en la mayoría de los casos (bien es cierto que no en todos) se requiera de un estudio previo -incluso ensayos varios- para su correcta ejecución.

Y también comentamos (y ya enlazo con el tema de hoy) los diferentes usos y posibilidades de los títulos de crédito (insertados, blanco sobre negro, como una historia independiente, etc.)
Quizá por eso, también inevitablemente, los títulos de crédito son un elemento que potencia lo artificial en una película.
En el fondo no hace sino decirnos: esto que vais a ver es una película, es una historia inventada. Hay unos actores que interpretan unos personajes, hay alguien que pone la banda sonora, otros que lo editan, etc.
Es una reafirmación de lo que tanto hemos repetido: El cine es mentira, y los títulos de crédito lo corroboran.

Pero como también he comentado en alguna ocasión, quizá sea eso lo que le aporta parte de su carácter mágico, y no es de ninguna manera desdeñable.
El artificio atrapa, cual conejo salido de no sabemos donde.

Y, de algún modo, todo eso de que hablo está presente en los exquisitos títulos de crédito de esa sorprendente obra maestra del humor negro y del lirismo que es "Delicatessen", que dirigieran Jean Pierre Jeunet y Marc Caro allá por 1991.
Veinte años la contemplan, quién lo diría.

Los títulos, imposibles de olvidar para quien haya visto la película, son una pequeña joya dentro de esta película, donde vamos a poder observar ya muchas de sus obsesiones, fundamentalmente estéticas.

Aunque no esté insertado, podréis verlo pinchando aquí.
Solo dura un minuto y medio.


Efectivamente, la idea no puede ser más simple pero a la vez más efectiva.
Se trata simplemente de ligar las diferentes tareas implicadas en la realización de la película con una imagen específica.
La cámara lo único que hace es desplazarse por un escenario de objetos rotos y abandonados, y en ese movimiento tendremos la oportunidad de irnos deteniendo en cada una de esas tareas (producción, guión, montaje, fotografía, música, etc.)

El juego que se establece con el espectador es inmediato. Como la relación de la imagen con lo que representa es en algunos casos más evidente que en otras, en el fondo se está proponiendo que sea el observador el que busque y establezca esa relación.
De algún modo por eso también la satisfacción al ver la entradilla es doble.

Como hemos venido diciendo, en este caso la planificación es evidente y necesaria.
El escenario está construido de antemano y el desplazamiento que lleva a cabo la cámara medido y ensayado.
El hecho de que no haya elementos humanos quizá facilite en algo su ejecución, pero en absoluto puede quitarle mérito alguno.
Puestos a construir un escenario en 3D y hacer que la cámara vuele loca en todas las direcciones posibles sin ton ni son, yo me quedo con esto.
Es artificiosidad, sí, pero deslumbrante.
Y nos crea una especial sensibilidad, nos prepara para lo que está a punto de suceder en la pantalla.
Nos atrapa, nos subyuga, nos engaña.
Y nosotros nos dejamos.

El resto ya lo habéis visto: La producción que es como un menú (o como un libro de contabilidad, vete tú a saber), los patrocinadores aparecen en una invitación, el guión, la fotografía, la música tienen su propio objeto representativo, hasta llegar a un viejo papel de periódico semi arrugado donde podremos ver quién dirige todo esto, y nos abrirá la puerta de lo que entonces comienza.















Y, tras la mano cortada y el aroma a antiguo, nos encontraremos en un escenario singular lleno de personajes pintorescos que rezuman ternura y absurdo.
Se funde a negro, la magia comienza.

miércoles, 8 de junio de 2011

Game of thrones: El espacio por encima de todo

Y así, casi sin quererlo, hacemos una trilogía de entradas sobre series de televisión, analizando escenas en lo que por encima de todo prima el/los espacios del encuadre.

En este caso podemos hablar de cómo el espacio -el escenario de la acción- se superpone a los personajes y a la propia acción, cobrando una majestuosidad aplastante, debido a una impecable planificación.

También vamos a apreciar, al igual que en las dos entradas anteriores, cómo los espacios dan lugar a otros espacios, cómo los movimientos de cámara generarán espacios que no parecían estar ahí, pero por encima de todo se le dará un papel predominante al espacio como escenario que marca tanto la acción como los personajes.
El escenario, aquí, será el protagonista.

Y para ello nos vamos a detener en el arranque de la serie para televisión "Game of Thrones", Juego de Tronos, de la HBO, que todavía no ha concluido su primera temporada.
La serie está basada en una popular saga de libros, en un entorno medieval con toques de fantasía, que se centra en las luchas de poder de diferentes dinastías por el control de los siete reinos de Poniente.

El inicio, sobrio y espectacular, nos va a narrar, sin diálogos, una acción que, sin ser determinante en el desarrollo posterior de la historia, sí que nos va a permitir marcar el "tono" de lo que el espectador va a ver con posterioridad (y también, de algún modo, marcar un cierto misterio sobre ese "escenario" que está a punto de mostrarse).

Dividiremos el presente análisis en dos, primero con el movimiento inicial del plano 1 (esta vez no tanto de cámara sino de parte del escenario), y continuando con la planificación de la escena.

PLANO 1
En este primer plano, el primer plano de la serie, nos encontramos con la visión de tres jinetes tras una verja.
La situación inicial es desconcertante.
En este caso no empezamos con un plano general de situación, sino que por contra se nos plantean muchas dudas: ¿Los personajes dónde están, están encerrados o fuera, quieren salir o entrar, qué es exactamente esa verja que estamos viendo?
De algún modo esa expectación creada está hecha ex profeso y la narración nos irá resolviendo algunas -que no todas- de estas dudas.


En seguida la cámara va a alejarse lentamente de la escena mostrada, y a la par que este leve movimiento de cámara, la verja tras la que se encuentran los jinetes se va a alzar.






En un momento determinado, la puerta que se abre hacia arriba cubre de negro toda la pantalla. Podíamos decir que el espacio, contradictoriamente a lo que parecía, se ha cerrado más que se ha abierto.


Aunque esta sensación será pasajera, pues desde abajo comprobaremos cómo el portón sigue subiendo, y ahora liberamos de nuevo el espacio.


Hay, sin embargo, una extraña sensación al contemplar la escena en continuidad. Parece como si el espacio, el escenario, fuese diferente.
En realidad ocurren dos cosas: por un lado que ese leve movimiento de cámara ya no se da, por lo tanto es casi como si estuviésemos viendo otro plano, y de otras que, aunque no hayamos podido percibirlo apenas, antes de que el portón se abra por abajo, la cámara ha llegado a alejarse bastante, con lo que la referencia espacial ha cambiado (insisto, parece un escenario diferente) y en este caso los jinetes están bastante más alejados de la cámara que al principio.

De esta manera, un primer y extraño juego de espacios se ha producido, aunque la sensación de estar perdidos continúa. ¿Los personajes van a salir o van a entrar?



PLANO 2
El plano dos parece que va a ayudar a resolver el misterio.
Efectivamente, vemos una de las antorchas de los jinetes adentrarse en un túnel, por lo que tenemos la sensación -errónea sólo en parte- de que los personajes se introducen en un nuevo escenario.


El plano continúa fijo y podemos empezar a intuir la inmensidad del túnel, la presencia de ese escenario como un personaje más de lo que se nos está narrando.


PLANOS 3, 4 y 5
Estos plano, curiosamente en el medio de la narración, son los más informativos hasta el momento.
Cada uno de los planos se va a detener en uno de los jinetes, los impares que llevan antorcha y el de enmedio no, con lo que le suponemos un rango superior.
Serán plano cortos, informativos, pero en seguida volveremos a comprobar cómo el escenario se superpone a todos ellos.




PLANO 6
Y lo vemos perfectamente en este plano donde la inmensidad del negro, la oscuridad y el misterio por ver dónde se están introduciendo los personajes supera a los mismos.
Curiosamente (y ocurrirá lo mismo al mostrar el escenario del final) aquí los espacios nos son mostrados primero en un encuadre más cerrado -como en el plano dos- y un momento después en toda su inmensidad, como lo veis aquí, cuando estamos acostumbrados a que la planificación sea al revés.


PLANO 7
Curiosamente aquí también va a ocurrir lo mismo, aunque el escenario que cobra presencia en el plano es precisamente "el que no está", el que se intuye, el no mostrado.
Ante la imagen estática de los tres jinetes (-han llegado a su destino- pensamos) podemos comprobar cómo se iluminan, cómo se hace la luz ante ellos, cómo el escenario (el definitivo, el que está por mostrar) se adueña de sus serios semblantes.



PLANO 8
Y en este octavo plano vamos a ver ese escenario, y a despejar muchas dudas que han podido surgir a lo largo de la narración.
Así, comprobamos que en realidad no estaban "entrando" como parecía, y sí saliendo (a través de un túnel) hacia el exterior.



PLANO 9
Y todo lo que ha venido fraguándose desde el principio toma sentido. La majestuosidad, la predominancia del escenario sobre los jinetes, aquí se torna definitivamente abrumadora.
Esa pared, ese muro, la inmensidad de ese espacio (en un plano general que sirve para cerrar la secuencia cuando ya digo que normalmente debería abrirla) hace que nos sintamos sobrecogidos, a la par que inevitablemente, resueltas algunos interrogantes, se abren otros, todavía si cabe más profundos.
¿Qué es ese muro, dónde van los jinetes, por qué tanta seguridad y precaución, qué hay en este otro lado? son solo algunas de las preguntas que, tan inteligentemente, nos plantean al inicio de una narración que promete durar.