Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


miércoles, 28 de abril de 2010

Los Soprano: ¿Qué ha pasado? Tiempo, guiños y retórica

Inevitablemente, la manera de contar las cosas en el cine ha ido evolucionando.
Porque los tiempos cambian, porque las costumbres del espectador se han modificado, porque la llegada de las nuevas tecnologías ha abierto el campo...
Son muchas y variadas las razones, y hoy vamos a poder recrearnos en un fantástico ejemplo de ello.

Quizá me debiera detener en defender o aclarar que esta secuencia pertenece a una serie de televisión y no estrictamente a lo que llamamos "cine", pero creo que no merece la pena.
Aquellos que hayáis tenido la oportunidad de ver "Los Soprano" sabéis que estamos ante -llamémoslo como lo llamemos- palabras mayores.

"Los Soprano" es una serie para televisión de la HBO, creada y producida por David Chase.
Consta de seis temporadas (y media) y 86 episodios en total.
Quizá muchos la recuerden por el revuelo que se organizó con su final (un fascinante y enigmático ejercicio de libertad) pero pertenece por derecho propio al universo de las mejores series de televisión.
Protagonizada por James Gandolfini que arrastra para sí todo el peso de la serie, perfectamente secundado eso sí por todo el elenco de actores y actrices, como Edie Falco, Lorreine Bracco, etc.

En el segundo episodio de la tercera temporada (S03E02 en su terminología más clásica), llamado "Adiós, pequeña Livia" tenemos un fantástico ejemplo de cómo no es necesario contar las cosas tal y como suceden, sino que si le damos la vuelta, que si trastocamos todos los parámetros del espectador, engancharemos mucho más la atención de este.

Dura cinco minutos, y aunque está en versión original, se entiende bastante bien.
Aquí lo tenéis.


La acción está dividida en dos secuencias diferentes, aunque perfectamente unidas, como veremos más tarde.

Destacar antes que todo que dicha acción comienza con una explosión en un centro de recogida de basuras. Dicha explosión está contada en cinco planos distintos (cinco planos, cuatro encuadres), y la utilización de un número tan elevado se debe a la ralentización que se le quiere dar a ese hecho, ya que a modo de raccord intencionado, alargamos la explosión más tiempo del que probablemente haya durado.






Una vez constatado el efecto de la explosión, mediante un fundido, encadenamos con el interior de la casa de Tony Soprano, concretamente con un primer plano del titular del periódico del día.

En este magnífico tour de force, la unión entre las dos secuencias es múltiple, ya que por un lado es una unión formal (dos planos que encadenan) pero por otro es también conceptual, ya que (si hemos seguido la serie sabremos) que esa explosión ha sido decretada precisamente por Tony, en la llamada guerra de la basura, pero es que además hay otra conexión evidente entre la explosión y el protagonista, ya que al moverse la cámara del periódico observamos como éste está tumbado en el suelo boca abajo, víctima de un desmayo.

Las opciones y relaciones explosión/infarto y todo lo que se deriva de la guerra de la basura, son evidentes.



En ese momento llega Carmella, la mujer de Tony, y con un "¿Qué ha pasado?" deja las puertas abiertas a que se nos cuente la verdad de todo lo ocurrido.



Tras ese "¿Qué ha pasado?" de Carmella, efectivamente se nos va a contar qué ha pasado, solo que de una manera sorprendente e inesperada.
La acción se rebobina (en un rebobinado lento al principio y que va cogiendo velocidad a medida que avanza) hasta el momento en que el personaje de Tony se levanta y descubre a su hija con un afroamericano.
La novedad de este flashback imposible es que hemos visto ya todo lo que va a suceder, aunque tendremos la oportunidad de apreciarlo a su velocidad normal.

Si no habéis tenido oportunidad de verlo en el clip anterior, aquí va de nuevo.



Merece destacar sin duda el guiño que la serie se hace a sí misma, ya que la pareja de adolescentes estaban viendo una película de James Cagney (en la que hace de mafioso) y encima la están rebobinando, con lo que la autoreferencia -a la serie y a la secuencia- es completa.


Y parte central de la historia en su transcurso normal es la conversación de Tony con el noviete de su hija, donde le expresa claramente su opinión al respecto (charla que hace que aumente la excitación y la ansiedad del protagonista, predisponiéndole para lo que va a suceder).

Curioso -muy curioso- es también que acabe señalando con el periódico (¡el periódico que cuenta la explosión!) el corazón de Noah, cuando será el suyo el que sufra el ataque.





Y por último destacar en esta secuencia llena de guiños y juegos, la de "Uncle Ben", una marca de arroz instantáneo, que se convierte por obra y gracia de este plano no solo en las primeras palabras de Tony tras su desmayo, sino en lo último que vio antes de que este se produjese, coincidiendo por supuesto con el impacto del logotipo, el personaje de color de la caja que da nombre al producto.



En fin, un pequeño resumen de lo que puede dar de sí cinco minutos de una serie de televisión, con juegos temporales, guiños y retórica.
Lo que sin lugar a dudas queda evidenciado es la intencionalidad que hay en ofrecer algo cuidado, pensado hasta el más mínimo de los detalles.
Y se agradece.
Vaya si se agradece.

domingo, 25 de abril de 2010

El crepúsculo de los dioses: Un asesinato mejor antes que después.

Volvamos a los clásicos...

Porque no hay otro nombre para calificar a esta obra maestra del cine negro, dirigida por Billy Wilder en 1950, y cuyo título original "Sunset Boulevard", fue traducido en España como "El crepúsculo de los dioses"
Protagonizada por William Holden, Gloria Swanson y mi admirado Erich Von Stroheim, la película recorre las peripecias de un guionista mediocre que se convierte en amante protegido de una actriz del cine mudo venida a menos, que lo acoge en su mansión, donde vive con su mayordomo.

Ya vimos que en la introducción del flashback era muy importante la inclusión del elemento del misterio.
En el caso de este largometraje (uno de los flashback más recordados de la historia del cine), iniciamos la narración con un muerto en la piscina, y una voz en off que nos va a introducir en el principio de la historia, seis meses atrás, para entender cómo se ha llegado a esa situación.
En este caso, el elemento más sorprendente y que no deja de ser curioso es que es el propio narrador el muerto de la piscina, y que efectivamente va a ser él, hablándose en tercera persona, el que nos cuente la historia que le ha llevado a tan desgraciado final.

Aquí podéis ver el tremendo arranque del largometraje.


El comienzo es magnífico, aprovechando para incluir el título de la película, el nombre del bulevar, en la propia acera del mismo.


Enseguida escuchamos a la voz en off que nos cuenta cómo policías y periodistas se dirigen a una mansión donde se ha cometido un asesinato, cruzando una vez más ese bulevar que da nombre a la película.



Una vez que llegan a la mansión, la cámara los sigue hasta la piscina, donde se encuentra el cadáver del joven guionista.
Hay algo de desdén y suficiencia en el trato que el narrador se da a sí mismo.



Este será probablemente el plano más impresionante de toda la secuencia.
En un contrapicado desde el interior de la piscina podemos ver la cara del muerto (no solamente le ponemos voz, sino también rostro) mientras observamos también a los policías y fotógrafos que se encuentran al fondo.
Aunque no haya todavía una asociación directa -y sí algunas pistas- entre narrador y cadáver, la manera de referirse a él hace que sintamos que la relación entre ellos es algo más que casual.



Justo con un plano tan lleno de fuerza (el muerto, la piscina, los observadores) nosotros nos sentimos privilegiados al ver más allá de lo que los otros ven. Empezamos a tener la sensación que entre la información visual y la del narrador podemos entrar en la verdad de la historia.
Y será, así, justo en ese momento, cuando un fundido nos transporte en el tiempo, seis meses atrás.



Nos encontramos frente a una ventana de un edificio. La cámara se va a ir acercando, y mediante otro fundido vamos a poder entrar en el interior de la habitación.




Una vez dentro tenemos en este único plano todos los elementos atados.
El narrador es el guionista (el guionista que ahora mismo está muerto) y en este momento que lo vemos escribir, es como si lo viéramos hablar, como si lo viésemos contar y narrar la historia.



Y la voz en off sigue y la historia comienza, con una deuda, con una huida, con un inesperado encuentro...y con el entierro de un mono.
Si no la habéis visto, no sé a qué estáis esperando...

martes, 20 de abril de 2010

De 13 Rue del Percebe a la HBO: Las lecturas interactivas

Ya comprobamos con Nowa Ksiazka que convertir el cine en elemento activo pasa por liberar la mirada del espectador.
En esa liberación está implícito permitir que éste vea lo que quiera, pero del mismo modo ser consciente de que se perderá algo.
Cuando ves o fijas tu atención en una cosa, te estás perdiendo otra...

Imaginemos ahora un espacio visual donde las imágenes estén interconectadas entre sí.



A medio camino entre el mundo plano que yo tanto imagino y defiendo y el Matrix que nos han contado, una historia nos lleva a otra, y a otra.



De la mano de la HBO, el canal por cable estadounidense famoso por sus renombradas series de televisión, llega este HBO Imagine, donde nos ofrece unos magníficos ejemplos de un tipo de narración interactiva, realmente, como nunca antes la habíamos visto.

Articulada sobre todo en dos historias "The affaire" y "Art Heist" (para ver los videos correspondientes tendréis que pinchar los enlaces), es un magnífico ejemplo de la libertad que se le da al espectador para que decida qué ver en qué momento.

Las dos historias se desarrollan desde cuatro puntos de vista -los lados de un cubo- y podremos o bien ver cuatro veces la misma historia desde cuatro ángulos diferentes, o ir cambiando nuestro punto de vista para tratar de captarlo todo (aunque sepamos que es imposible) en un único visionado.




Una estupenda promoción de dicha obra ocurrió en la presentación que realizaron en una plaza neoyorquina, con una proyección a tiempo real en un espacio tridimensional (aunque aquí es más complicado darse la vuelta que con un click de un ratón)


Mucho de interactividad tiene también, no podemos engañarnos, esta idea de HBO Voyeur proyecto a medio camino entre la interesantísima novela de George Perec, "La vida instrucciones de uso", y una de nuestras tiras cómica o historietas favoritas, 13 Rue del Percebe del genial Francisco Ibáñez

Os dejo con un par de vídeos que desarrollan la idea, pero no dejéis de visitar su web.

Y un recuerdo y homenaje al enorme autor catalán (por cierto, ya que estamos, y sin ningún ánimo de bromear, yo estaría dispuesto a promover una campaña: ¡El Nobel para Ibañez ya!)


En fin, qué podemos decir. 
Desde luego grandes nombres de la literatura como Cortázar, Bolaño o el propio Perec han jugado con la interactividad y compromiso de los lectores pero no han sido tantos los juegos ofrecidos por el audiovisual.
Y cuando te encuentras con ellos (más yo, que me encanta jugar) se agradecen.
Qué duda cabe.

sábado, 17 de abril de 2010

Knick knack: o lo que Pixar perdió con Disney

Dicen que las comparaciones son odiosas, y a veces sí que es verdad.
Os pongo un ejemplo.

Siempre me gustó mucho este cortometraje de los estudios Pixar, de 1989, llamado "Knick knack". Seguro que muchos lo conoceréis, y los que no disfrutaréis con esta maravilla que no llega a los cuatro minutos.



Muchas fueron las veces que lo vi, disfrutando con cada fotograma.
Quizá por ello no me quedó más remedio que sorprenderme cuando en el año 2000, justo antes de la proyección del largometraje "Buscando a Nemo", Pixar rescataba este corto aunque -digámoslo suavemente- algo retocado.
Esta es la versión que se pudo ver en los cines.


Entre los catorce años que pasaron entre una versión y otra, ocurrieron muchas cosas.
La más importante, desde luego, es que Pixar y Disney firmaron un acuerdo de colaboración para realizar largometrajes (verdaderas maravillas que han salido de ahí, no se puede negar).
Ahora parece que ese acuerdo ha acabado en adquisición, donde el pez grande se come al chico.
Veremos qué deparará el futuro.
Lo que sí es cierto es que aunque en el haber de esa unión están auténticas joyas del cine contemporáneo, en el debe ocurrieron cosas como esta, donde determinados elementos hubieron de ser sacrificados en pos del bien común..

Para que quede aún más claro os dejo con una pequeña comparativa que he hecho yo mismo:



Y por terminar de ser todavía más concreto, no me quedaré en dos ejemplos, y os pongo cuatro:













Imagino que en los acuerdos y en las fusiones de 7400 millones de dólares, alguna cosa habrá de quedarse por el camino, aunque desde mi modesto punto de vista es una lástima que sean cosas como esas...

jueves, 15 de abril de 2010

Karakter: La correspondencia como metáfora del paso del tiempo

Aunque las nuevas tecnologías las hayan llevado al ostracismo, siempre me gustaron las cartas y el mundo de la correspondencia.
Quizá sea por eso que me atraiga especialmente esta secuencia de la película "Karakter", del director Mike Van Diem, donde nos mostrarán el paso del tiempo a través de un curioso juego de envío de cartas y devoluciones.

El joven Katadreuffe, acusado de asesinato, le cuenta al oficial de policía, durante un interrogatorio, su relación con Dreverhaven, el muerto, que resulta ser su padre.
A través de un flashback, el sospechoso cuenta al policía como su madre abandona a Dreverhaven para criarle a él ella sola, y que éste intenta durante todo un año que al menos acepte una compensación económica, a lo que ella se negará una y otra vez.

Ese juego de peticiones de mano y envío de dinero queda magistralmente contado en esta secuencia de tan solo tres minutos:



Al principio hemos visto a los personajes de Katadreuffe y del policía, y con la voz del joven de fondo, empezará el flashback que nos cuenta la historia de las cartas.

Para remarcar el núcleo principal de la historia, nos encontramos tres planos: 1) el hombre que le escribe la carta acompañada de dinero, 2) el cartero que le entrega la carta a la mujer y 3) la mujer que mira el sobre y se lo devuelve.




En el segundo envío que nos cuentan, el director remarca el hecho de que con el dinero va una petición de mano, que ella deja pasar.


Ese dejar pasar está perfectamente contado con un movimiento de cámara donde rozamos la acción. Nosotros también la dejamos atrás aunque nos haya dado tiempo a ver qué sucedía exactamente.


Probablemente la parte que da más juego temporal es la siguiente.
Mientras la voz en off nos dice "el duelo de los giros duró mas de un año", ese texto queda perfectamente traducido en imágenes a través de la cara del cartero que entrega la correspondencia.
Son únicamente tres momentos diferentes, pero quedan perfectamente ilustrados por el tiempo que hace en el exterior (sol, lluvia y nieve), que remarcan claramente el paso del tiempo, y por los encuadres cada vez más cerrados, donde vamos creando una inevitable sensación de cercanía con la figura del cartero.
Decir también que la puerta en negro que se abre actúa perfectamente como una cortinilla.




En ese momento se corta esa transición (un año contado en sólo tres planos) con el contraplano de la mujer y la voz en off que dice: "Había llegado el momento de escribirle".


Este fantástico plano ilustra perfectamente y nos da mucha información: La mujer escribe (no sabemos qué, pero es la primera vez en un año que se digna a contestar), el cartero tiene un tazón de caldo, y está familiarmente (otra vez el tiempo) con el niño que está en la cuna.


Cuando el emisario le entrega la respuesta, enseguida conoceremos la reacción de Drevenhaven.


Esta respuesta está mostrada también de un modo especialmente cuidado, ya que en el momento de recibir la carta el personaje se haya enmedio de una subasta, y su puño de desaprobación (la voz nos confirmará que la carta no es positiva: "No lo aceptaré jamás"), el golpe de su puño se solapará con el que iba a suceder en la subasta.



Es en esta última parte de la secuencia cuando sucede el intercambio de planos que más me interesa de todo el metraje.
Vemos un plano de Drevenhaven todavía con el puño sobre la barandilla -acaba de leer la carta- y en seguida regresamos al plano de cuando la mujer escribió esas letras (y vemos en su expresión cómo de algún modo se adelanta a la reacción que esa carta tendrá), para volver enseguida al plano donde el protagonista se siente derrotado.





Siempre me ha resultado interesante cómo se articula el concepto del tiempo cuando hablamos de la correspondencia: efectivamente, cuando uno escribe una carta y la envía, el que la lee lo hace un cierto tiempo después, pero inevitablemente quedan unidos esos dos tiempos distintos, el momento en que se escribe y el momento en que se lee.
A través de estos tres sencillos planos, esos momentos han quedado conectados para siempre...