A quién no le ha ocurrido.
Te sabe mal, pero es así.
A quién no se le ha olvidado la fecha de un cumpleaños (hermano, amigos, padres o novia) enfangados como estamos en el quehacer diario, en la rutina que nos engulle.
Pues a mí me acaba de pasar. En este caso con un blog.
Breve Encuentro nació hace ya tres años (y cinco días) entre las sombras de una estación de tren y con la ilusión del viaje a punto de partir.
Nació entre las bambalinas de unas imágenes proyectadas y de cómo éstas perduran en nuestra retina.
Nació de una pasión que como todas se atempera con el paso de los días, que se vuelve más real, más mundana.
Decía -y no solo- Frederic Beigbeder que el amor dura tres años.
Nada más lejos de la realidad.
Porque si nace y muere al instante, siempre será eterno.
Y así, como un proyector de cine que acompasa sus días con el soniquete imperecedero del obturador, mal que bien este blog seguirá, a su ritmo lento de estación de tren y partires varios, mirando siempre hacia la pared iluminada.