Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


martes, 31 de mayo de 2011

Downton Abbey: Espacios dentro de espacios

Volvamos a los espacios.

Si en la última entrada hablaba de la artificiosidad en las transiciones presentes en la serie para televisión "Sherlock", que otorgaba un dinamismo y una factura característica al audiovisual, hoy me gustaría detenerme, casi por contraste, en un ejemplo mucho más sutil, más elaborado, más elegante, que se da cuando jugamos con espacios dentro de los espacios -incluso con espacios que desplazan o dan paso a otros espacios- pero sin efectos digitales ni transiciones de por medio, simplemente con un movimiento de cámara que genera esa distinción.

Probablemente podremos estar de acuerdo que en la estructura formal de un audiovisual, el encuadre es el esqueleto. Va a ser el que nos marque la línea del horizonte, el ángulo de visión, lo interior y lo exterior, incluso lo que está dentro y fuera de él.
El encuadre es contenido, y pura composición.

Hay planificaciones basadas en planos fijos, cuidadas y elegantes, que dotan al audiovisual de una impronta (sencilla, barroca) determinada.
Pero probablemente los encuadres más difíciles, más complejos técnicamente si queremos mantener ese cuidado y esa elegancia, son aquellos que se ejecutan junto a un movimiento de cámara.
Ahí la planificación se vuelve evidentemente más importante. Sin embargo, desde el punto de vista del espectador, si en ese plano todo fluye y transcurre como debe, la naturalidad entendida del mismo es mayor, la capacidad de transmisión es mucho más alta.

Y volviendo a la comparativa surgida con "Sherlock", todo esto viene a cuento por un magnífico, delicado y enorme movimiento de cámara presente en el inicio del tercer capítulo de la primera temporada de "Downton Abbey" otra serie británica, para más señas.

"Dowton Abbey" es una estupenda y cuidada serie (siete capítulos su primera temporada) ambientada a la Inglaterra de principios del siglo XX, entorno a las vicisitudes de la aristocrática familia Crawley y los sirvientes que viven con ellos en la mansión familiar.

En este primer plano del episodio no solo vamos a poder observar un cuidado movimiento de cámara, sino que a través del mismo podremos apreciar cómo un espacio da pie a otro espacio, y con ello a un cambio de personajes y de distancias relativas.
Para poder explicarlo lo mejor es verlo.

(es una lástima -no me arriesgo a subirlo- no mostrarlo en movimiento, donde de verdad podríamos apreciar toda la sutileza y la elegancia del mismo, pero tendremos que analizarlo fotograma a fotograma)

El plano arranca con un plano general bastante abierto.
Podemos observar la pequeña figura de un sirviente llevando un carro, y al fondo la gran mansión de los Crawley.
La cámara se va a ir moviendo poco a poco hacia nuestra izquierda, y podremos observar cómo en primer plano aparece una columna, que parece marcar los confines del palacete.







Cuando la presencia de la columna se hace manifiesta, nos encontramos claramente cómo el espacio se ha dividido (parecería, como en las transiciones de "Sherlock", que un espacio distinto ha aparecido en escena, aunque sabemos que es en realidad el mismo).
En realidad el espacio, de momento, se ha dividido por una cuestión de distancias. Al fondo el césped y la mansión, en primer plano ese muro con tanta presencia.


Y justo en el momento en que ese muro se sitúa en el centro del encuadre, podremos apreciar cómo efectivamente se erige en divisor de espacios, de modo que lo que vemos a izquierda y derecha no solamente nos resulta distinto, sino que sugieren espacios que no pertenecen el uno al otro.
A nuestra derecha seguimos apreciando ese fondo de Dowton Abbey, y a la izquierda aparece un seto, pero la primera impresión que tenemos es de "no continuidad", ya que por ejemplo a la izquierda no vemos el cielo y de algún modo rompe con el movimiento mostrado.


Esa sensación se va a ver corroborada por la aparición de un personaje (John Bates, el ayuda de cámara de Lord Grantham) que no habíamos visto hasta ahora y que incide en el rompimiento de la continuidad.
¿Dónde estaba John, de dónde sale, cómo es que no lo habíamos visto antes? son preguntas que surgen mientras el movimiento de cámara continúa, implacable.



Hasta que, ante nuestros incrédulos ojos (fruto de la ilusión visual, de los espacios compartidos, de las distancias distintas) apreciamos cómo poco a poco esa continuidad rota se vuelve a hacer presente, y recuperaremos al sirviente con el carro, recuperaremos la mansión, recuperaremos el cielo.




Efectivamente, el espacio era el mismo, pero la parcelación dispuesta por el movimiento de cámara y la aparición de los distintos elementos en la escena nos hicieron creer por un instante que pertenecían a realidades y lugares diferentes.



Y así, con su cojera característica heredada de la guerra, John Bates se aleja de la mansión camino del pueblo, buscando otra realidad, otros espacios.