No deja de resultar curioso como el cine -que es tiempo- necesita imperiosamente (sobre todo en su narratividad) que este se vuelva explícito.
No explicar bien los saltos temporales, el cambio, las transiciones que se producen de una secuencia a otra pueden lleva a confusión y a un rompimiento de la propia composición del relato.
Quizá por eso, esos cambios de espacio y tiempo que suponen la estructura de secuencias, suelan ofrecerse de un modo bastante radical, para remarcar precisamente ese cambio.
Pasar del día a la noche, cambiar drásticamente de escenario, el uso de las diferentes estaciones temporales, etc. no dejan de ser meros "trucos" para imbuir al espectador en la clara idea de que algo ha cambiado.
En otras ocasiones, sin embargo, el cambio es más sutil y exige por tanto de la implicación por parte del espectador en el relato para asumir por completo lo que se nos ofrece.
Algo de eso hay en un cambio de secuencia que podemos observar en la película "También la lluvia", dirigida por Icíar Bollaín en 2010.
Inspirada en el llamado conflicto del agua que tuvo lugar en Cochabamba en el año 2000, cuenta la historia de un rodaje español sobre la figura de Cristobal Colón, Bartolomé de las Casas y su relación con el pueblo indígena. Realidad y ficción, explotadores y explotados se suceden en una película que soporta bastante bien el pulso narrativo propuesto.
Casi al final de la cinta, cuando el conflicto del agua ha pasado, el productor de la película interpretado por Luis Tosar regresa a Cochabamba para reencontrarse con un amigo.
Ese cambio de tiempo, el que hemos de suponer que va de la revuelta hasta que las cosas se tranquilizan, está marcado por un único plano que apenas dura diez segundos.
Aquí lo tenéis:
Como digo, sutil pero directo e implacable.
Simplemente con las nubes (cortesía de lo digital) que desaparecen este corto plano nos ofrece una doble lectura:
1) Nos indica que el tiempo ha pasado. Es cierto que no sabemos cuanto tiempo, pero en realidad no importa porque, y aquí viene la segunda razón
2) Lo que en realidad se nos está diciendo es que el conflicto ha terminado.
Han desaparecido los humos de la revuelta, y por lo tanto se ha recuperado la normalidad en la ciudad, que había sido sitiada y en la que los indígenas se enfrentaban con la policía.
Narrativamente es importante saber que lo que va a ocurrir en el siguiente plano pasa un tiempo después de lo que acabamos de ver, pero probablemente resulte más importante saber que ese tiempo de luchas se ha tranquilizado.
Por eso, cuando veamos a Costa aparecer por los escenarios del rodaje de su película, sabremos que aquellos intensos días ya no están, y que otro tiempo se abre para los personajes de la historia.