Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


miércoles, 1 de febrero de 2012

Micmacs: Vuelta al escenario del crimen

Tras un periodo sabático-forzoso de justo tres meses (aposentarme aquí, retocarme allá) regreso con "Breve encuentro" esperando encontrar la cadencia deseada aún a sabiendas de que el ritmo será, inevitablemente, lento.
Han vuelto a cambiar las configuraciones de privacidad en YouTube y cada vez resulta más difícil ofrecer trozos audiovisuales de poco más de un minuto con carácter analítico, por lo que de momento trataré de acompañarme exclusivamente de imágenes.
Los análisis anteriores siguen operativos y como está la cosa no me gustaría perderlos, así que ahí encontraréis también la razón de no forzar la maquinaria.

Bueno, sin más preámbulos volvamos pues, de nuevo, e este nuestro escenario...


Algo cambia en tu vida cuando visitas un escenario de película.
Algo cambia en tu mirada cuando observas un parque, un edificio, un lugar ya visto en alguna obra prendida a tu retina.
Algo cambia en tu espíritu viajero cuando se confrontan realidad y ficción delante de tus ojos.

Y quizá aquellos repetidos hasta la saciedad, referentes y mitos explotados en demasía (la Torre Eiffel, el Big Ben, las pirámides o el Empire State Building) no impresionan tanto en ese aspecto en tanto que su sobredimensión lo devora todo.
Van a ser los pequeños cafés, las esquinas de las calles, las plazas escondidas las que cuando se manifiestan en su doble vertiente nos fascinen con su presencia.

Algo de esto me ocurrió cuando me topé, paseando por París, con Les Halles, y recordé perfectamente una escena de la película "Micmacs" de Jean Pierre Jeunet.


De hecho, cuando regresé a casa y vi el fotograma correspondiente, pude comprobar cómo efectivamente hasta el ángulo que había captado con mi cámara de fotos era bastante parecido al que se observaba en la pantalla.

En Micmacs utilizaban la iglesia de Saint Eustache como lugar donde se ofrece comida a los indigentes.
Del arranque del plano la cámara va bajando y observamos cómo en la calle se le ofrece comida a los necesitados.


Al otro lado, situado en nuestro punto de vista de observadores se sitúa Bazil, al protagonista de la cinta, que mira con deseo la comida que se reparte, pero como ya analicé en esta entrada, acabará por no integrarse.


Bien mirado ni siquiera este escenario/contraplano tendría que ser el que el mismo escenario real acoge.
Yo no lo pude confirmar pues por un lado mi memoria es limitada y por otro cuando estuve andaban de obras lo cual hacía más difícil el reconocimiento.

En cualquier caso esa coincidencia de lugares (Les Halles/el reparto de comida) no deja de ser fascinante en tanto que tiene mucho de memoria y de aprehensión de espacios, de hacerlos mucho más tuyos si cabe.

Al regresar de mi viaje, no pude por más buscar entre mis fotos aquella de Les Halles y compararla con la del fotograma de la película.
Enfrentar escenarios "reales" y narrados en una misma imagen, ante unos ojos que siguen siendo, como en sus dos veces anteriores, los mismos.