No estoy, y mira que lo siento, al tanto de las últimas corrientes artísticas tanto de índole conceptual como estrictamente formal.
Veo un poco de aquí y otro de allá, de forma caótica, más por la sobre información que nos ofrecen los diferentes medios que por una indagación ex profeso.
Pero bueno, es lo que hay.
Y comento esto porque he notado, de un tiempo a esta parte, cómo se acumulan una serie de trabajos, que no sé si se articularán en torno a una doctrina o son más fruto del azar, acerca del concepto de la eliminación.
Seguro que habrá algún crítico que habrá buscado ya una terminología específica y que estará convenientemente catalogada, pero yo lo desconozco.
Puestos a entrar en la cabeza de aquellos que sienten fascinación por la definición y categorización de todo lo expuesto, les ofrezco el bonito aunque difícil de pronunciar nombre de "Eliminacionismo".
El eliminacionismo se basa simplemente en eso.
En eliminar, en quitar, en hacer desaparecer.
Y en comprobar cómo lo mostrado (un cuadro, una canción, un poema, una película) cambian completamente de significado con dicha eliminación.
Un Guernica sin ojos, una canción sin batería, un poema sin artículos determinados o una película sin uno de los personajes.
Así, sin más.
Y estamos ante una obra nueva.
El eliminacionismo tendría pues la particularidad de que sólo puede existir manipulando obras ya creadas y cambiando su sentido mediante la eliminación.
¿No resulta sugerente?
Paradigma de esta corriente (al menos el primer ejemplo con el que yo me topé) lo encontramos en este extracto de la película "Los pájaros", rodada por Alfred Hitchcock en 1965.
El argumento de la cinta es bien conocido: Unos pájaros empiezan a atacar a los habitantes de un pueblo sin una razón aparente.
Bien.
Pues ahora imaginemos cómo sería esa película, si a lo largo de su desarrollo quitásemos a los pájaros y dejásemos a los habitantes solos, atónitos, incrédulos, siendo atacados...por nada.
Nada mejor que mostrarlo con un ejemplo:
Terrorífico, ¿no os parece?
La ausencia del referente, del incidente que causa la acción o el misterio produce aún mucha más perplejidad si cabe.
Y le da todo un sentido precisamente al quitárselo...
Es sin duda fascinante cómo vemos a la mujer mirar extrañada un cielo vacío e impoluto.
Y no podemos hacer nada, nos sentimos plenamente impotentes -al igual que los protagonistas- al verlos reaccionar frente a un ataque inexistente.
Ellos se retuercen en el suelo porque sí.
Aunque todavía podemos elevar el nivel de desasosiego -que roza lo cómico- cuando una niña patalea angustiada en el suelo, y la única reacción posible de un adulto es acercarse y golpearla a ella...
Ciertamente terrorífico.
Aunque haya algún que otro ejemplo, voy a referirme a dos más, por aquello de la proximidad sentimental que tengo con las tiras cómicas.
El primero de ellos es la conocida página "Garfield minus Garfield" donde siguiendo la misma estela se nos muestran las famosas tiras cómicas de Jim Davis sin el popular felino.
Al desaparecer de la imagen, las historias (las nuevas historias) nos muestran a un Jon Arbuckle desquiciado, neurótico, estúpido y paranoico, y consiguen dar a las historias un enfoque más adulto, más sutil, mucho más absurdo.
La creciente fama de esta serie ha provocado que el mismísimo Jim Davis le de sus parabienes e incluso, según leí, es posible que se convierta en libro independiente.
En la misma línea aunque con un tono ligeramente distinto se encuentra esta otra página, deudora de la primera, llamada "Calvin minus Hobbes", y que versa sobre la conocidísima (y obra maestra absoluta) tira cómica de Bill Watterson (si no lo conocéis, indagad sobre su vida y su peculiar carácter y compromiso, vale la pena) .
En este caso el que desaparece es Hobbes o, mejor dicho, la versión viva y animada del personaje, siendo -no ya eliminado- sino sustituido por el muñeco de peluche.
No sé si será por mi absoluta entrega y fascinación por la obra original, pero no estoy muy de acuerdo con esta modificación pues, aparte de otras consideraciones, entra en el juego de entender que Hobbes es una creación imaginaria de Calvin, una proyección del Hobbes de peluche, cuando yo no lo termino de ver así.
En cualquier caso sigue cumpliendo la máxima del eliminacionismo, que no es otra que la de convertir una obra ya existente en otra cosa completamente distinta.
Y me parece un camino más que interesante por el que indagar...