Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


jueves, 3 de junio de 2010

Europa: Nada por aquí, nada por allá, o el elogio del puro artificio

Conviene tenerlo claro: el cine es todo, o no será.
En el cine cabe todos los géneros, todas las experimentaciones, todo el entretenimiento. Todo lo simple y lo complejo, todo lo burdo y todo lo intelectual.
El cine, en eso, es bastante parecido al resto de las artes.
¿Que hay mucho? Sí. ¿Que hay mucho malo? Qué duda cabe. ¿Que se pueda defender el hecho de que haya mucho malo? No os quepa la menor duda...

Y eso no quita para que uno, particularmente, eche de menos algo de riesgo, algo de sorpresa, algo de innovación en el cine actual, pero ese sería otro cantar, a analizar más pausadamente.

Todo esto viene al caso de la figura de Lars Von Trier, conocido director danés famoso, entre otras cosas, por ser uno de los propulsores del movimiento Dogma, que venía a remover y dinamizar los cimientos del cine de finales del siglo XX, promoviendo lo que podríamos simplificar como la vuelta a un cine puro, sin artificio.

Y viene al caso porque nada más lejos de esos preceptos que una película como la segunda del propio Trier, "Europa".
Lo dicho: en el cine cabe todo.

"Europa" es puro artificio. Voz en off, blanco y negro, trampantojos, música, fondos proyectados...
Por poner un solo ejemplo, podemos ver la planificación -curiosa y original- de la conversación entre el protagonista de la cinta, un joven norteamericano de origen alemán que llega a Alemania para trabajar en un tren, y la hija del dueño de la compañía de ferrocarril, que viaja en un vagón.

Aquí podemos ver esta maravilloso juego de artificios:



Ni siquiera podemos decir que haya mucho juego conceptual o intelectual.
Se trata más bien del puro disfrute placer y estético, de la búsqueda del asombro y la perplejidad del espectador.
En ese sentido sí que podemos comparar esta escena como un gran truco de magia.

De hecho, empieza con Leo y Katharina en blanco y negro dentro del vagón. Leo extiende una sábana, que tapa completamente la visión del espectador, y cuando la baja (como por arte de magia) podemos observar cómo él está en color, y la mujer en blanco y negro.





No hace falta esforzarse mucho para saber que no estamos delante de un croma, sino que la parte en blanco y negro es en realidad una película (una película dentro de la película) proyectada.
Siguiendo con el símil del truco de magia, la chica (la proyección de la chica) sale por el extremo izquierdo de la pantalla para volver a entrar en este caso la chica "de verdad" de forma que ahora los dos personajes están en color.



Para completar el juego / truco, será ahora el personaje masculino el que salga de escena, para aparecer de nuevo en la proyección, en el trampantojo.
Es curioso como se produce también un juego lingüístico, pues en ese momento Katherina le contesta a Leo: "lo que usted dice parece venir de un lugar muy lejano..."



Cuando volvemos a recuperar la película en blanco y negro (ya no hay doble película) se produce también un curioso juego contrario, pues en vez de ser Leo el que tapa la imagen con una sábana blanca, es el personaje de la chica el que descubre la ventana (que en contraplano está en negro) para volver a la misma escena en la que habíamos empezado.






Un artificio que nos llama la atención (y que es precisamente lo que pretende) con este juego tautológico de proyecciones, cine, verdad y mentira.
Aunque, seamos sinceros, la mentira siempre gane...