Pocos lugares tan cinematográficos como el interior de un coche.
Una cama, qué duda cabe, o la barra de un bar, y así hasta el infinito, pero -por sus propias limitaciones de espacio- el interior de un coche ha dado siempre un buen resultado en pantalla.
Por ello muchas conversaciones transcurren allí, por eso muchos secretos son desvelados, muchos amores marchitos, muchos asesinatos cometidos.
Y películas enteras, como "Noche en la Tierra", de Jim Jarmusch, transcurren casi por completo en su inetrior.
Y eso sin hablar de las road movies, o de los famosos trampantojos o falsas proyecciones de paisajes, de las películas de los años cincuenta y sesenta.
Allí siempre había un coche.
Y los coches nos iban desgranando en su desplazamiento un inexorable paso del tiempo.
Quizá por eso me llame la atención y me guste tanto esta parte de la película "Los amantes del Círculo Polar", que Julio Médem dirigió en 1998.
Porque en un espacio reducido es capaz de contarnos, situarnos y desarrollar la historia de cuatro personajes, cada uno con sus peculiaridades, sus matices, sus propias vivencias, y cómo el paso del tiempo marcará sus propias vidas, y la que tienen en común.
Siempre de una manera sencilla, como quien da una pincelada.
Siempre de un modo natural, dejándolo todo marcado por una cuestión de espacios, y su distribución en la pantalla.
El tiempo pasa, los espacios varían, y los personajes cambian.
Lo vemos:
PLANO 1:
En este primer plano se nos presenta a dos de los protagonistas (los principales, además, los que con el paso del tiempo se convertirán en los amantes del propio título de la cinta), los niños Otto y Ana.
Como paso previo para conocer la historia diremos que Otto es hijo del conductor del coche, (que está separado de su mujer) y que la madre de Ana es la que va de copiloto (sabemos que perdió a su marido no hace mucho tiempo).
Ambos están iniciando una relación, aunque sus respectivos hijos no se lleven del todo bien.
Lo primero que observamos es su disposición en el espacio. Sentados juntos, pero cada uno en una esquina, con la mirada perdida y de algún modo ignorando al otro.
Este segundo plano nos sirve para situar definitivamente a los cuatro personajes de la historia. En este caso vemos conduciendo al padre de Otto y a su lado a la madre de Ana. Ambos están de espaldas, y a la vez que a ellos podemos observar el coche, que recuerda a un clásico dos caballos, destartalado y pequeño.
En un momento determinado del plano, la madre de Ana se gira y se dirige hacia Otto, diciéndole: "Tu padre tiene ahora un trabajo mejor", que va a resultar el hilo conductor que nos permita iniciar la secuencia del paso del tiempo.
Podemos ver el contraplano de Ana y Otto, en la misma actitud distante.
En este momento vamos a iniciar una serie de cortinillas de desplazamiento, que van a incidir precisamente en la idea del paso del tiempo.
En ella podremos apreciar cómo se sustituye la imagen de la pareja en el coche antiguo por ellos mismos, pero en un coche más amplio.
Con la única ayuda del diálogo anterior, podremos entender perfectamente que ha pasado algo de tiempo -no mucho- y que ese trabajo mejor del que hablaba antes la madre de Ana ha traído consigo la adquisición de un nuevo coche.
Otro cambio que podemos apreciar es el físico, pues la coleta del padre de Otto y unas vestimentas más desaliñadas han dado paso a una actitud en general un poco más seria.
Es interesante reseñar igualmente cómo el plano termina con los dos mirándose mutuamente, y que enlazará a la perfección con el siguiente plano.
Efectivamente, en el contraplano evidente, podemos comprobar que la disposición de Otto y Anna ha cambiado.
Ambos se están mirando ahora.
Quizá no sea una mirada de amor, como la de sus respectivos padres, pero sí de curiosidad mezcla con recelo.
En cualquier caso nos damos cuenta de que no solo el tiempo ha cambiado, sino también la actitud de los personajes entre sí.
En este último plano vamos a apreciar otro cambio temporal muy importante, e inevitablemente ligado al que acabamos de ver.
Con otra cortinilla de desplazamiento, lentamente, vamos a poder observar cómo la mujer desaparece de la posición de copiloto y en realidad se va a situar ella misma en lugar del conductor.
Para corroborar la situación, dice, sin girarse: "Tu padre no ha podido venir, tiene mucho trabajo", lo que de un modo evidente nos habían corroborado ya las imágenes.
Y así, enlazaríamos directamente con un salto temporal mucho más brusco (en todos los sentidos) que ya analicé en esta entrada, y que nos llevará hacia la adolescencia de los dos niños protagonistas.
Pero me sigue resultando admirable como en un espacio tan reducido, con tantas limitaciones, podemos expresar y definir tan bien a unos personajes, su relación entre ellos, y cómo evolucionan a través del paso del tiempo y de los cambios que este, inevitablemente, va produciendo.
Y, cómo no, todo lo demás es cine.