El tiempo, siempre el tiempo...
Es curioso cómo puede dar tanto juego algo hasta el punto que tantas personas coincidan, se homenajeen mutuamente, se inspiren o se copien.
Contar el pasado, contar el futuro, contar alternando, contar alterando. Todo vale.
O, como en este caso, contar la vida al revés.
Sin entrar en el engorroso tema de quién copia o se inspira en quién, está claro que ha sido una idea presente a lo largo de la historia, ya sea en novelas, relatos, cómic, películas o cortometrajes.
"El curiso caso de Benjamin Button", la película de David Fincher, no sólo está inspirada en el relato de F. Scott Fitzgerald, sino que inevitablemente nos lleva a encontrar similitudes en otras piezas que han tratado el mismo tema.
La historia es sobradamente conocida, pero si no, ved primero el trailer de la película:
Benjamin, el personaje que interpreta Brad Pitt, es un hombre que nace con el cuerpo de una persona de 80 años y que con el transcurso de los años va rejuveneciendo.
Efectivamente es una idea muy atractiva, muy original, y tendrá sus vueltas de tuerca en dos libros:
"Backward, O Time" (Oh, tiempo, retrocede) de Damon Knight (1956)
y la más reciente "Time's arrow", de Martin Amis (1991)
Una relectura de esa idea en cómic, viene de la mano de Alan Moore, con dibujos de Mike White, en la historieta "El hombre reversible" publicada en 1986 en la colección "Twisted Times".
Merece la pena pinchar en la imagen y dedicarle su tiempo a una lectura sosegada de la historia:
Quizá el gran hallazgo de Moore, en este caso, es aplicar una buena dosis de sentido del humor al hecho de vivir la vida al revés.
En este otro caso, un anuncio de Mercedes Benz, manejan todo ese positivismo en la reversibilidad de la vida, para poder disfrutar de la marca en nuestro mejor momento. Como técnica de venta es impecable:
Otro que aboga en el mismo sentido por la parte más cómica y lúdica de la historia es Quino, el genial dibujante de Mafalda, en su archiconocido escrito "La vida al revés":
"Pienso que la forma en que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero, para salir de eso de una vez.
Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí. Entonces empiezas a trabar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación. Luego fiestas, parrandas drogas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estás listo para entrar en secundaria...
Después pasas a primaria, y eres un niño(a) que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo...
Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos nueves meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo... ¡¡¡Eso sí es vida!!!"
Por último (pero seguro que se me quedan cosas en el tintero, el mundo globalizado es lo que tiene) hacer mención a un cortometraje español, titulado "La ruta natural" que trabaja con la misma idea (quizá con menos humor, que se echa de menos) haciendo un compendio de todo lo que hemos visto anteriormente:
Y es que así se escribe la historia de la creación: Ideas recurrentes que viajan e interactúan.
Una misma idea puede dar lugar a mil o infinitas interpretaciones.
Lo demás (qué es plagio, qué homenaje, qué copia) se lo dejamos a otro.
No son tantas las historias, así que yo me voy camino de mi niñez, que allí sí que se estaba a gusto...