Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


martes, 23 de marzo de 2010

Breve encuentro: Los títulos de un viaje de ida y vuelta

Es cierto que el mundo de las cabeceras de películas, probablemente como el de los trailers, es tan amplio que merecería un blog entero.
Tranquilos, no será el caso.
Por esta entrada paseará ese elemento introductor de la narración, que en la mayoría de los casos acompaña, en algunos sorprende o descoloca, y en otros hasta resume la película entera en apenas unos trazos.
Independientes o integradas, al principio o ya avanzada la narración, dirigida por el director o realizada aparte...
Un poco de todo eso veremos por aquí.

Y qué mejor que empezar esta entrada con la película que da nombre a la bitácora, y repasar una cabecera tan sencilla, limpia e impecable como la de "Breve encuentro", que en poco más de un minuto nos introduce -nunca mejor dicho- en la historia que nos contarán luego.

He aquí la cabecera:



Ya digo que es muy sencilla y apenas si hay que comentar.
La cabecera -y con ella la película- empieza fundiendo de negro a una estación de tren por la noche.
Acto seguido, sin tiempo para el descanso, entra un tren en escena.



El primer texto que aparece es el título del largometraje. Es curioso cómo empieza el fundido en el momento en que el tren desaparece, y el título es perfectamente legible cuando la locomotora ya se ha marchado.
Resulta también determinante cómo en ese momento funde también el sonido ambiente -la estación- con el inicio de la maravillosa pieza de Rachmaninoff.

De algún modo nos están mostrando que el inicio es un tren que se va, nos están diciendo que estamos ante el comienzo de un viaje.
Y la película, la historia, es ese viaje.



Tengo que reconocer que tardé en pensarlo, y que está tan bien hecho que no te percatas de ello.
Efectivamente la cabecera empieza con un tren que se marcha y acabará con un tren que llega, pero al estar situado en la misma vía, en un minuto no daba tiempo a que eso sucediese en tiempo real. Así que el montador aprovecha un momento de fundido de letras (el primero entre el título del largometraje y los nombres de los actores) para fundir también el plano de la estación.
De esta manera tendremos la sensación de que la partida y la llegada sucede en un plano secuencia, aunque en realidad no sea así.

Lo vemos en esta imagen:


Durante la parte central de la cabecera veremos los títulos de crédito (muy usual que aparecieran al principio del largometraje y no al final, como suele ocurrir en el cine actual), y justo cuando ese último cartel funde, el tren llega.

También resulta magnífico en toda esta metáfora donde la película, la historia y en definitiva la vida es un viaje de ida y vuelta, resulta magnífico, digo, que el final de la cabecera sea el tren que llega (y no el tren que se va, como podría pensarse), porque con ese tren que llega arranca la película, con ese tren empezará la historia.

El tren que parte, el que de verdad se aleja, el que se irá para siempre, será el del verdadero final de la película, no el del principio.




Y así, con este tren que llega, directamente, por corte, sin necesidad de fundido alguno, empieza la película.