Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


martes, 16 de marzo de 2010

El tercer hombre: Alterando la continuidad de manera intencionada.

La importancia de la continuidad narrativa, de lo que comúnmente conocemos por raccord, , es evidente en el lenguaje cinematográfico.

Es ampliamente conocido que se dan muchísimos fallos en este aspecto, y sobre todo los de ambientación son harto difundidos. Alguno veremos también por aquí, pero hoy me interesa más destacar esos fallos intencionados (dejaré pues de llamarlos así), esas alteraciones hechas ex profeso para que la historia que nos cuentan funcione mejor.

Un ejemplo (bueno no, dos) de ello se da en la película "El tercer hombre", dirigida por Carold Reed e interpretada por Orson Welles y Joseph Cotten.

Joseph Cotten interpreta a Holly Martins, un mediocre escritor que viaja a Viena para encontrarse con su amigo Harry Lime (Orson Welles) y nada más llegar descubre que este ha muerto.
Tras algún enigma entorno a su fallecimiento y a la verdadera vida que su amigo llevaba en la capital austríaca, llegamos a esta famosísima secuencia, donde Holly Martins descubrirá con sorpresa que Lime en realidad no ha muerto, y que sigue muy vivo...

Dura un minuto y medio:



El inicio de la secuencia, como suele ser habitual, sucede con un plano abierto para situar el escenario.


Y, ya que es la zona que menos se aprecia, cerramos el plano para poder observar cómo un personaje misterioso, supuesto espía, se esconde tras la penumbra de un portal.


Tras varios planos de diálogo y acomodación del personaje de Joseph Cotten apoyado en un muro bajo una farola (él está iluminado, el otro personaje no), volvemos de nuevo al plano de situación, para tener una clara idea de los tres elementos fundamentales que van a intervenir en la historia: Holly Martins bajo la luz, el hombre misterioso en un portal a oscuras, y una ventana de un edificio, que cuando se ilumine "sacará a la luz" la identidad del supuesto espía.


El siguiente plano vuelve hacia el hombre escondido tras las sombras, donde solo vemos al gato que tiene a sus pies.


Ahora vemos el plano de la ventana, que actuará como catarsis de la historia.
Es curioso porque aquí sí que se produce el único fallo de raccord (no intencionado) de la secuencia, ya que dos planos antes habíamos visto la misma ventana con las contraventanas cerradas y ahora están abiertas.
Pero nada de eso será importante.
Y la historia sí lo es.


Lo importante sucede cuando la luz del interior de la habitación se enciende y la ventana se ilumina.
Aquí tendríamos ese primer supuesto desajuste de la continuidad.
Efectivamente, la ventana YA está iluminada, cuando por corte pasamos al plano del portal, donde el hombre misterioso TODAVÍA está en penumbra.
Acto seguido vemos cómo se le ilumina el rostro.

No es descabellado pensar que la acción está narrada así a propósito, para dar más importancia al momento de descubrir el rostro de Harry Lime.
Desde luego hay otras connotaciones (el personaje de Orson Welles estaba "muerto": la oscuridad es la muerte y la luz la vida) pero el efecto dramático de semejante aparición se potencia mucho más de esta manera.




Por si todavía no ha quedado claro, tras la sorpresa inicial pasamos a un acercamiento, un zoom sobre la cara del protagonista, donde apreciamos a un tiempo un gesto burlón y cínico que define perfectamente al personaje.


La contrarréplica a este descubrimiento viene en seguida con el primer plano del gesto de sorpresa de Holly Martins, que acaba de descubrir que su amigo no ha muerto.


A continuación -la acción se desarrolla muy rápido- veremos cómo la luz se vuelve a apagar y ese personaje "resucitado" se perderá entre las sombras.
Para ello volvemos de nuevo a la ventana y apreciamos cómo la mujer que protesta por el ruido hace intención de cerrarla, y, por medio de un fundido (una elección curiosa la de este fundido) volvemos a la cara de Harry Lime. Al ver cómo la cara del protagonista se vuelve oscura, entendemos (ya lo sabemos, así que no es necesario volver al plano de la ventana) que la mujer ha apagado la luz.





La otra alteración de la continuidad que según mi punto de vista sucede en esta secuencia se da en este momento.
Holly intenta llegar al portal para encontrase con su amigo ( si recordamos el plano de situación, está realmente cerca) y oportunamente aparece un coche que le impide cruzar y que da algo más de tiempo a que el personaje de Orson Welles desaparezca.

Pero si observamos bien, aparte del oportunismo del vehículo, es que el coche PASA DOS VECES, para retardar aún más la posible llegada de Holly al portal.

Además, en este caso con todo el sentido del mundo, esas dos pasadas (eso dos planos) están unidos por un fundido y no por corte, con lo que la sensación temporal es todavía mayor.

Aquí vemos cómo el coche casi ha pasado...
Este es el fundido entre los dos planos...
Y al cambiar apreciamos cómo el coche está todavía pasando.


Obviamente el resultado es el pretendido, y se ha conseguido que Harry Lime vuelva al oscuro mundo de las sombras...




La película es un clásico de 1949, y bien merece revisitarla...