Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


domingo, 7 de marzo de 2010

Las consecuencias del amor: Un fascinante movimiento de cámara.

Nos centraremos hoy, de un modo más que nada contemplativo, en un fascinante e hipnótico movimiento de cámara.
Ciertamente es un movimiento difícil de olvidar para aquellos que hayan visto la película, un movimiento técnicamente impecable y muy en sintonía con la descripción de un personaje tan hermético e indescifrable como Titta di Girolamo, interpretado magistralmente por Toni Servillo.

Aquí lo tenéis, apenas si dura un minuto y medio.
Degustadlo como merece:



El movimiento pertenece a la curiosa y sorprendente "Las consecuencias del amor", dirigida por Paolo Sorrentino en el año 2004.

El plano empieza viendo al personaje de Titta sentado en la cama de su habitación de hotel, de espaldas al espectador.


Nos vamos acercando -la cámara se va acercando- y subiendo al mismo tiempo, hasta que el punto de vista se convierte en cenital y podemos observar por primera vez qué es lo que está haciendo nuestro protagonista...


La cámara sigue girando alrededor de la cabeza de Titta, que permanece inmóvil, hasta que lo conseguimos ver de frente, pero boca abajo.
No será casualidad que las dos maneras en las que hemos visto al protagonista han sido de espaldas y boca abajo, mientras él, absorto, se inyecta heroína...


En ese momento cambia algo el movimiento pues se moverán al mismo tiempo el personaje y la cámara.
Titta, que estaba sentado, se tumba sobre la cama (no olvidemos que se acaba de drogar) y la cámara lo persigue, rozándolo hasta una aproximación casi increíble que llega a la barbilla...





Es imposible apreciarlo (y por mucho que veamos el movimiento no acabamos de creerlo) pero en ese seguimiento / acercamiento a la cara del protagonista en realidad la cámara ha vuelto al punto de partida, así que cuando Titta vuelve a incorporarse y el plano de la cámara se abre ligeramente, observamos con sorpresa que hemos vuelto al principio del movimiento.






Y volvemos a dejar a nuestro protagonista solo, abandonado del mundo, en su habitación de hotel.
El director intenta acercarnos mediante ese movimiento a la personalidad y los secretos de Titta, pero aparte de descubrir una de sus curiosas aficiones volvemos al mismo punto de partida y toda su historia sigue lejos, muy lejos de nuestro conocimiento.

La hipnótica y extraña música de Pasquale Catalano no hace sino acrecentar nuestra frustración, por mucho que hemos intentado conocer al personaje de Titta di Girolamo.

Y esa sensación ya no nos abandonará en todo el metraje...